sábado, noviembre 03, 2012

Dos años de indolencia


No sabía si reírme o llorar al leer esta perla con que termina la última columna de José Obdulio Gaviria
Pero hay una relación necesaria de causa-efecto entre esos éxitos políticos de las Farc y el Eln con los estragos que padeceremos en el remate de este "cuatrienio bobo": más ataques terroristas, secuestros, desplazamientos, muerte, desolación... Todo ello será hasta el 2014, cuando la doctrina de Seguridad Democrática, que nunca fue derrotada en las urnas, regrese triunfante al poder.
No es difícil pensar que el optimismo de la última frase no es necesariamente sincero, pero en ese caso, ¿a quién querría engañar? No queda otro remedio que tomárselo en serio. ¿Quién le dirá que lo que se elige no son "doctrinas"? Los candidatos que pasen a la segunda vuelta, representarán dos bloques de cierto peso en la sociedad. Tras ellos se agruparán toda clase de fuerzas, de recursos, de proyectos. El publirreportaje santista del domingo 5 en El Tiempo señala que Santos buscará la reelección, y habida cuenta la formidable red de lealtades que lo rodea, tiene altísimas probabilidades de pasar a la segunda vuelta. ¿Contra quién? Contra la doctrina de la Seguridad Democrática seguro que no. ¿Contra un candidato "uribista"? La cosa tiene verdadera gracia. Con los recursos de que dispone Santos y sus aliados, sobre todo con el control de los medios, fácilmente confrontarán a la clase política con la ciudadanía indignada, renovando la ola verde de 2010, o reforzarán una alianza de "liberales" y comunistas para que le hagan el decorado. Lo que es seguro es que la gente no va a votar por el que le diga Uribe, y que ni el expresidente ni sus seguidores le plantearán una oposición clara.

Es lo que se ha visto a lo largo de estos dos años. Antes de la posesión ya Santos daba muestras de cuáles eran sus intenciones, por ejemplo anunciando la invitación a Baltasar Garzón, y el mismo domingo 5 de agosto de 2012 los supuestos opositores se muestran dóciles. El editorial de El Colombiano, por ejemplo, cita un trozo del discurso de posesión (en un párrafo enternecedor):
La estabilidad y el futuro del país pasan por culminar tareas como restablecer el equilibrio de poderes, rescatar el sistema de salud y recuperar la seguridad. Santos puede y tiene con qué hacerlo. Aunque se deba en parte a la falta de ejecución, el Gobierno tiene las arcas llenas. En definitiva, todo a su favor para retomar el timón con un nuevo aire, en el cual aplique, esta vez de corazón, el llamado a la unidad nacional que como dijo en su posesión: “...supone dejar atrás confrontaciones estériles, pendencias desprovistas de contenido, y superar los odios sin sentido entre ciudadanos de una misma nación”.
El título del editorial ya es otra perla: "Santos: más anuncios que resultados". Aparte de la mentira (¡cuántos resultados no ha dado Santos!), el editorialista muestra su adhesión a Santos, al que le pide portarse un poquito mejor. Y dicho editorial lo leí porque lo enlazó algún uribista entusiasmado en Twitter.

Pero yo estaba en la posesión: el texto en negrita es la típica legitimación de las bandas terroristas: no resultan una agresión contra la democracia, sino el fruto de odios que el nuevo mandatario con su buen corazón va a superar. ¿Cuáles son los odios que hay detrás de las guerrillas? Sencillamente hubo desde los años veinte personas que quisieron implantar un sistema comunista y organizaron bandas crecientemente eficaces para tomar el poder. El único odio que movía a los promotores de dicha causa era por los que tenían el poder en lugar de ellos. Como ya señalé en una ocasión, ¿es que el hermano mayor de Santos odia a los soldados a los que manda matar desde los años sesenta?

Es decir, la retórica de apaciguamiento y reconocimiento de los terroristas no molestó en 2010 y todavía no molesta. Las palabras son gratis, las que sirven para expresar buenas intenciones son invencibles. En ese mismo discurso Santos aludió a la reconciliación (más mentira, ¿han agraviado sus víctimas a Angelino Garzón o a Gustavo Petro, por mencionar dos asesinos encumbrados? ¿Cómo van a reconciliarse con Alfredo Garavito, asesino movido por el "amor" como los mencionados por la política, los deudos de sus víctimas?), y de paso señaló que la llave de la paz no se había extraviado. ¿Qué es la paz? El lenguaje de Santos el mismo día de su posesión es el lenguaje terrorista. La paz es lo que impera cuando no hay bandas terroristas amenazando la vida y los bienes de la gente, para lo cual hay que aplicar las leyes. Lo que Santos llama paz es las negociaciones de paz, que son el objetivo de los crímenes.

Ni el expresidente Uribe ni ninguno de sus amigos cercanos dijeron nada, pero es que cada vez se ve que realmente no están contra Santos ni ven ningún problema en su lenguaje. Pero no basta el lenguaje: en ese mismo mes de agosto de 2010 estalló la bomba de Caracol, y tanto Santos como toda la prensa amiga salieron a culpar veladamente a Uribe. Recuerdo a Armando Benedetti, que por entonces estaba en Venezuela, que sin el menor pudor salió a acusar a la "extrema derecha".

Tampoco eso generó ninguna respuesta de Uribe ni de sus amigos. El cálculo parece consistir en que oponerse a Santos significaría echarse en contra a los congresistas y senadores de los partidos "uribistas", y por tanto admitir que no se tiene ningún control sobre esos partidos, y por tanto aparecer en minoría. La persecución implacable contra Uribe a partir de entonces, con campañas obsesivas de calumnias, chistes, insultos, descalificaciones de todo tipo, obviamente pagadas por el gobierno, arreció, tal vez porque Santos y el hampa gobernante querían forzar esa ruptura.  El caso es que no hubo ninguna actitud de oposición.

El primer año de Santos fue una colección de infamias atroces: la persecución contra Arias, el aquelarre de Buenos Aires, ruidosamente promocionado por la prensa oficial, la industria del odio contra Uribe y todos sus allegados... Siempre sin respuesta, salvo las forzosas de defensa frente a las calumnias más descaradas (pero aun, Héctor Abad Faciolince publicó que la señora Hurtado se exiliaba en Panamá para que Uribe no la mandara matar y el expresidente no fue capaz de contestarle a tan prestigioso escritor).

La única obsesión del entorno del expresidente parecía ser las posibilidades de reelección, como se hizo patente en una entrevista del 29 de mayo de 2011 al senador Juan Carlos Vélez Uribe. Hay que tener en cuenta que por entonces ya habían ocurrido tantas cosas que realmente da miedo. Pero ahí lo tienen:
¿Cree que Santos ha traicionado el legado de Uribe? 
No creo que lo haya traicionado y lo que veo es que en muchas cosas siguen identificados, como en la continuidad de la seguridad democrática y en muchas de las políticas económicas.
Un poco más entusiasta es el más reconocido de los precandidatos presidenciales del uribismo, Óscar Iván Zuluaga, que publicó un balance del primer año de Santos en El Tiempo:
La combinación de buena economía, alta gobernabilidad, efectivo manejo de medios y activo liderazgo internacional ha resultado ser una fórmula ganadora para un Presidente que sabe jugar partidas difíciles. En el primer año del presidente Santos reinan los ases.
Tengo que aclarar que el título de esta entrada no alude a los políticos sino a los ciudadanos, que ante tal conducta de esos políticos no tienen reacciones ni saben realmente qué quieren. Nadie puede engañarse, la actitud del señor Zuluaga es la de todo el partido de la U, que no condena las políticas de Santos porque no quiere estar lejos del botín. Al igual que Uribe, Zuluaga no quiere perder la lealtad, siquiera potencial, de esos políticos, que por entonces ya habían votado unánimemente a favor de la Ley de Víctimas y votarían después el Marco Legal para la Paz.

Mucho después, cuando en respuesta a la persecución el fugitivo Luis Carlos Restrepo publicó un decálogo de oposición, el mismo Zuluaga fue el responsable de contestarlo: ¿hablaba en nombre propio o de Uribe? Es difícil saberlo, y difícil explicárselo a alguien porque los uribistas son personas propensas a aceptar varias verdades contradictorias. Y si no hablaba en nombre de Uribe, ¿mostró algún rechazo el expresidente por la respuesta de su amigo? Averígüelo Vargas.
COMUNICADO 
Como fundador del Partido de la U me permito expresar que no comparto el pronunciamiento del Dr. Luis Carlos Restrepo hecho el día de ayer y a su vez añado las siguientes consideraciones: 
1. Luis Carlos Restrepo realizó un extraordinario trabajo por Colombia con patriotismo y dedicación. Sus actuaciones fueron determinantes para los logros de la política de seguridad democrática en el gobierno de Álvaro Uribe. 
2. Estoy comprometido con el fortalecimiento del Partido de la U, desde donde he defendido y seguiré defendiendo los ideales de Álvaro Uribe que transformaron a Colombia. 
3. Mi posición frente al Gobierno del Presidente Santos es constructiva, reconociendo sus logros y aportando ideas para corregir problemas y equivocaciones. Le apuesto al éxito del Gobierno porque ello representa el éxito del país y del Partido de la U. 
OSCAR IVÁN ZULUAGA Bogotá, Febrero 15 de 2012
Pero la fecha de este comunicado ya es muy tardía respecto a mi relato de la respuesta al santismo: ¿qué hay en la cabeza del votante uribista? Un trágico y a la vez cómico "doblepensar". Suele oponerse al gobierno pero no quiere oponerse a los partidos que lo sustentan. Las mentiras y estupideces lo persuaden: ¿de qué modo el éxito del gobierno es el éxito del país? Por ejemplo, la aprobación del Marco Legal para la Paz es un éxito del gobierno (¿o no es un éxito del gobierno?, la capacidad de admitir que es un éxito del gobierno y a la vez que no es un éxito del gobierno explica la profunda inmoralidad del colombiano y de ahí el seguro triunfo de los más criminales). ¿Está contento el señor Zuluaga con ese éxito del gobierno y del Partido de la U?

Bueno, el plan de Santos cuyos resultados empiezan a verse fue descarado y brutal desde el comienzo y no tuvo la menor respuesta. Sería sencillísimo convertir las elecciones municipales y departamentales de octubre de 2011 en un plebiscito sobre el cambio de rumbo de Santos. Pero para eso habría que plantearse hacerle oposición, cosa que no hizo Uribe ni hicieron sus colaboradores. La campaña se basó en un forcejeo a ver cuánta gente votaba por los recomendados de Uribe, con resultados penosos. En la principal elección, la de la Alcaldía de Bogotá, fue evidente desde muchos meses antes que la apuesta de Santos era por elegir a Petro, pero ni el señor Uribe ni ninguno de sus colaboradores próximos se tomaron el trabajo de decírselo a la gente, o de denunciar las campañas inviables que sólo estaban para distraer votos.

Los uribistas interpretaron el resultado como un triunfo, habida cuenta de que la mayoría de los candidatos que apoyaba Uribe eran del Partido de la U. Para aceptar ese triunfo habría que suponer lo que buscaba Zuluaga (¿solo?) todavía en febrero de 2012: que la U era un partido afín a Uribe, cosa que de todos modos se puede aceptar: por ejemplo, el gran escándalo por la inclusión de los términos "conflicto armado" en la Ley de Víctimas servía para ocultar la resignación ante ese engendro infame que traerá consecuencias fatales.

Uribe podría haber ganado la elección si se hubiera presentado como candidato a la alcaldía de Bogotá. El apoyo a Peñalosa tenía entre otros muchos problemas el de que el candidato había estado calumniando a su valedor apenas un año antes. Daba lo mismo: se vio a Uribe haciendo campaña en compañía de Benedetti y de Luis Eduardo Garzón, lo cual en definitiva sólo confunde a los votantes, que le pierden la confianza a unos políticos de ese estilo. Eso por no hablar del apoyo por ejemplo al hijo de Roy Barreras.

Respecto a este personaje, en febrero de 2012 todavía Uribe cabildeaba con él para conseguir algún logro legislativo que mostrar respecto a la persecución contra los militares. Hace falta ser idiota o bien obrar de mala fe para creer que Uribe y su entorno han representado alguna vez la oposición a Santos. Por eso en los textos que se publican en los últimos días todavía hay ese anhelo de recuperar la concordia con el que tiene las llaves del botín y ha cautivado a todos los congresistas y senadores.

Claro que la lealtad no es completa. Por ejemplo, ante los desacuerdos de Angelino Garzón con el presidente se nota una gran adhesión al vicepresidente. Veamos cómo termina una columna de Federico Hoyos en El Colombiano:
A Angelino le temen por su audacia, verticalidad y claridad como Vicepresidente. Porque contrario a lo que se pudo esperar en un principio, es una figura activa que genera opinión y debate. A Angelino le temen porque comulga con tesis del anterior gobierno, y en su calidad de Vicepresidente de la República las defiende. Pronta recuperación señor Vicepresidente y que por la salud de la democracia, se mantenga firme en sus posturas.
Tremenda audacia ciertamente es ir a agradecer a Fidel Castro su apoyo a la paz en Colombia y a reconocer su régimen en nombre del país. El párrafo es exacto salvo en lo de comulgar con tesis del anterior gobierno, ¿con cuáles? La oposición de Angelino Garzón parece el precio que paga Santos por complacer a Roy Barreras en quién sabe qué manejos turbios en el Valle, a costa de la mafia que tendría el exgobernador que propuso el despeje de Pradera y Florida, al que apoya sin vacilación uno de los líderes más próximos a Santos: el líder del ELN León Valencia. Los argumentos con los que Angelino Garzón se opone al gobierno son los típicos de la ideología de las FARC a las que dirigió durante décadas desde su posición en el Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista.

La misma idea del rechazo a la negociación política les parecerá a muchos una obviedad, pero sin ir más lejos el profesor Darío Acevedo Carmona afirmaba en un artículo publicado en Debate Nacional:
El dilema en la Colombia de hoy no consiste en si estamos o no por una salida negociada del conflicto armado. 
Bueno, algunos no estamos por una salida negociada. Algunos estamos por denunciar el régimen existente y promover una Constituyente. Pero ¿alguien recuerda la entrevista en que Moisés Naím le pregunta a Uribe si es que hay una persecución judicial contra sus funcionarios y el expresidente le responde que habría que mirar caso por caso?

Para volver a la prensa del último domingo, Rafael Nieto Loaiza publica este prodigio:
Al país no le conviene que a Santos le vaya mal. A nadie, salvo a los criminales, les conviene que a Santos le vaya mal. Pero con un año difícil por delante, el escenario no es alentador. Y si en la Casa de Nariño siguen creyendo que la cosa es solo problema de comunicaciones, teniendo como tienen todos los medios nacionales a su servicio, el totazo de las encuestas dentro de un año será, ahí sí, demoledor.  
Bonita colección de mentiras. ¿Qué es "el país"? Cada grupo de interés presenta lo suyo como lo que le conviene a "el país". Si "el país" es la gente que tiene puesto con Santos, pues no le conviene que le vaya mal sino al contrario, le conviene que maten a muchísimos más soldados y policías, que deserten más militares de elite, que se aprueben leyes infames como las de la comisión de justicia que publicaron recientemente... Claro que sí. ¿Se puede decir que la mayoría de los funcionarios del Estado son algo ajeno a "el país"?

Hay dos posibilidades, que Santos sea un criminal que se alía con Chávez y los terroristas locales y los favorece en sus acciones, o que lo seamos los que queremos que le vaya mal. Lo que pasa es que estos altos funcionarios buscan estar en buenos términos con Santos y se acomodarán cuando le vaya bien y haya establecido un príato basado en el poder local de las FARC y sus grandes frentes aliados (todo eso ya ocurre).

El elector, para concluir y aludir a las halagüeñas perspectivas de José Obdulio Gaviria con que abrí este escrito, no tiene por qué entender que se opone a Santos porque su juego es una resuelta alianza con los terroristas si nadie se lo dice. Y un santista que dispone de billones de recursos y de ofertas de empleo siempre es más atractivo que un santista aspirante que ni carisma tiene. La oposición que quisiera defender la democracia no tiene ninguna esperanza de ganar las elecciones en 2014 por la sencilla razón de que los candidatos que se presentan son indistinguibles del santismo, siguen ligados al partido de Santos y no convencen a nadie como opositores o críticos.

El "Puro Centro Democrático" parte de los mismos despropósitos: el nombre parece un intento de ceder a la retórica falaz de izquierda-derecha (para no asustar a los moderados o izquierdistas), pero la única propuesta que se les conoce es radicalmente conservadora, acerca de la prohibición de la dosis personal de psicotrópicos. Es verdad que es una "idea" mayoritaria, pero también que no será el tema de las elecciones, y que la gente capaz de secundar las teorías sobre las drogas de Uribe o de Juan Felipe Campuzano es la misma que cree que Andrés Felipe Arias cometió un gran desfalco en su ministerio. Todos los errores que condujeron a entregarle el poder a Santos y sus socios terroristas se mantienen:

· La retórica idiota: un frente contra el terrorismo es como uno contra la corrupción. Yo lo apoyaría si hubiera un frente terrorista rival, pero todos están contra el terrorismo y contra la corrupción. Esas declaraciones las podría firmar el mismo Iván Cepeda.

· La indefinición partidista: por atroces que sean las actuaciones de los líderes de los partidos existentes, el Frente está abierto a políticos de la U, del conservatismo y de Cambio Radical. Si los partidos permiten estar con socios abiertos del terrorismo como Vargas Lleras y a la vez beneficiarse del engaño del votante "uribista", se está siendo cómplice de ese juego político-mafioso.

· La indefinición programática: aparte de decir que no son de derecha y de prometer premiar a los políticos que aprobaron el Marco Legal para la Paz, el PCD no se sabe qué propone ni qué candidatos tiene.

En fin: los uribistas dicen que están abiertos al debate pero no he leído el primer texto en el que se aborde la segunda reelección, ni la primera respuesta sobre nuestras críticas. Sencillamente la mayoría de la gente confió en un señor que la hizo elegir a un aliado de los terroristas para presidente y a otra galería de hampones para el legislativo, y ¿a quién se le va a ocurrir pedirle cuentas al avalador de semejantes personajes?

Hasta se entienden tantos ruegos a Santos de que enderece el rumbo: realmente no pretendían otra cosa que permanecer en el puesto y se les acabará la rabia cuando Santos les ofrezca ministerios. Pero no es cosa de los políticos, insisto, sino de la sociedad que no quiere ver qué desea y en definitiva se someterá al chavismo.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 6 de agosto de 2012.)